sábado, 9 de julio de 2016

Noche, Amada

La noche está en calma,
la madrugada se cierne cual capote protector.
Ya duermen todos, ya duermen.
Ya sus ventanas cerradas, ya sus luces apagadas.
Ya la ciudad es fantasma.
A esa oscuridad que se hace techo, ahora salgo yo.
Ahora que no hay horizonte.
Que encuentro amable cobijo en esta hora de hadas.
Me hastía el estío.
Y la turba irreverente que demanda su calor.
No es misantropía, no,
es rechazo visceral a los de mi misma camada.
¡Que fresca la noche vacía!
Los sentimientos juegan con mi sombra, que proyecta el farol.
Descansan mis pensamientos,
y hace el relevo a la angustia… la calma.
El tiempo no se mueve,
no tiene sentido que siga su camino, nadie mira el reloj.
¡Que fresca la noche vacía!
Vacía y llena de aromas, de susurros, de añoranzas.
Voluntario insomne,
me detengo en mi jardín, tomo aire, el final ya comenzó.
¿Qué traerá mañana?
Mañana traerá el Sol, más luego de él… la nada.

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