viernes, 29 de julio de 2016

Prisionero del Tiempo




La debilidad es mucha en este cuerpo que hace tiempo dejó de ser otra cosa que cárcel. Los en otro tiempo vigorosos miembros, (los cinco), no son hoy más que sombra de sí mismos y fuente de tortura y quebrantos en forma de dolores.
Sea pues la más penosa condición del hombre, más que la vejez, la decrepitud. Más si cabe cuando es solo física, quedando la mente lúcida demasiado lúcida. Añadiendo al tormento carnal la plena consciencia de lo que se fue, un hombre joven. De lo que se sigue siendo, encerrado en una celda de años que no reconoces como a ti mismo.
Deseas correr bajo la lluvia de otoño, mas tus pies no obedecen.
Deseas leer hasta la madrugada, como tantas veces, mas los cansados y nublados ojos ya no ven.
Deseas acariciar y ser acariciado, mas el objeto de tus caricias ya no está, y nadie cree que tú necesites afecto.
Sigues siendo un hombre, mas hasta el goce de mirar a una mujer joven y bonita te está vedado,  (viejo verde dirían).

Sabed, y no lo digo para haceros ningún agravio, que la vida es corta. Disfrutadla con vehemencia, mas recordad que a su final esta será también vuestra condición.
Veos reflejados en mí, para que así, quizás comprendáis que soy a vosotros un igual, solo que encarcelado por el tiempo.

Soy un niño, un joven, un hombre, mas vosotros solo veis un viejo.

Una Vida Diferente

Ha de haber una vida diferente,
menos agria y dolorosa,
más amable, más hermosa,
sin un constante rechinar de dientes.

Ha de estar, creo, escondida,
agazapada en lo profundo
esperando a salvar el mundo
antes que la ilusión sea perdida.

¡Te busco cuando hasta diez cuente!
de esconderte tiempo has tenido,
nos pondremos al día de lo perdido
cuando, sin duda, te encuentre.

Llega a su Fin el Estío

Llega a su fin el estío,
con sus dedos pinta de ocres
los campos, los bosques y el corazón mío.

Ya sus últimos estertores
secan lagunas y ríos,
agostan sembrados y amores.

Encerrada el alma en capullo de hilo
espera del cielo los favores.
Implorando soportar invierno frío,

la fe puesta en los albores
de un nuevo sol, de un nuevo ciclo
de luz y amor renovadores.

Nocturno



Sobre un mástil, marfil de luna,
pende marchita la noche desarbolada.

Mis pasos caminan sobre los pasos
que dejaron tus huellas, de luz escamas.

Esperanzado te busco tras cada sombra,
bajo cada hoja muerta mi voz te llama.

Tomo el viento y violento lo sacudo
por si de ti quedó prendida una palabra.

El rocío suavemente quema mis labios
por la ausencia del ángel que los besara.

Te huelo, amada, entre las flores,
mas entre ellas tu aroma se me escapa.

Y como cada noche, del alba herido,
arrastro mi corazón a la vacía cama.

He Perdido la Ilusión


He perdido la ilusión,
puede que por un olvido
o quizás se me ha caído
por un roto del corazón.

Era frágil y pequeña,
suave como algodón,
de Dios el único don
que recibí como seña

de que habrá algo mejor.
Que tras un largo camino,
más que veo… adivino
un tiempo para el amor.

Si alguno de ustedes la ve
díganle, por favor,
que sin ella la vida es peor,
que vuelva e iluso seré.

Que prefiero morir ilusionado
a vivir sin mi imposible,
que solo con ella soy sensible
aún por la muerte rodeado.

Aforismo

Inmisericorde reloj, que no permites que disfrutemos el presente, haciéndolo pasado tan solo un instante después que fuese futuro.

miércoles, 20 de julio de 2016

Cuento con los Dedos



Cuento con los dedos,
sí, con los dedos cuento
los escasos momentos,
gota a gota destilados,
en los que feliz me siento
casi rozando mis manos
ese raro ungüento:
tiempo materializado.
Por filosofal piedra transformado
de etéreo sustento
de recuerdos olvidados
en azote a mi cara del viento,
en dulce y fatal tormento
de asir lo real con mis manos.

Del todo a la nada hay un paso,
hilo de plata cruento
que sostiene la vida en suspenso
esperando ser rota de un rayo.

Natillas



De aromas se llena la cocina
y sus volutas me trasladan
a un tiempo mejor y pasado,
volando en olor a canelas y vainillas,
me empino al borde de la mesa
saltando sobre mis puntillas.
Mi madre llena los platos,
de oro el manjar esperado
se empañan mis gafas de espesa
y cálida nube su vaho.
Con ansia mal contenida
recibo el caliente cazo,
me parece oír el chirrido
de la cuchara en su fondo.
¡Néctar! para mí rebaño
con pulcritud lo tostado,
mientras disputo a mi hermana
-¡me toca a mí! ¡a ti ya te ha tocado!

Me sacude la realidad de hijo disfrazada,
mientras baten las varillas,
y un día él como yo pensará
por sus volutas trasladado,
volando en olor a canelas y vainillas,
para sus hijos cocinando…
que nunca sabrán como aquellas natillas.