Llega a su fin el estío,
con sus dedos pinta de ocres
los campos, los bosques y el corazón mío.
con sus dedos pinta de ocres
los campos, los bosques y el corazón mío.
Ya sus últimos estertores
secan lagunas y ríos,
agostan sembrados y amores.
Encerrada el alma en capullo de hilo
espera del cielo los favores.
Implorando soportar invierno frío,
la fe puesta en los albores
de un nuevo sol, de un nuevo ciclo
de luz y amor renovadores.
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