El diccionario a la diestra
para disipar las dudas,
para las estrofas puras
manual de metro a siniestra.
De la nariz en la punta
anteojos vigilantes,
observadores amantes
de la rima que barrunta.
Ya la pluma se desata
sobre el papel candoroso
y en ejercicio ardoroso
su virgen nieve arrebata.
En convulsos movimientos
vertiéndose va su fluido,
por la pasión impelido
como de impetuosos vientos.
Llega al final el asunto.
La pluma para el poeta,
sonriente observa su meta,
coloca el último punto.
Su musa cruza el pasillo
y se la queda mirando,
le pregunta suspirando:
¿te apetece un cigarrillo?
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