“Quemar
las naves”… grandeza o desesperanza.
Usamos la expresión “quemar las naves”
dando a entender que una situación no tiene retorno posible, que hay que seguir
porque no podemos volver atrás.
Como muchas de nuestras frases hechas,
esta tiene posiblemente su origen en un hecho histórico. Sobre el siglo III
a.C. Alejandro Magno desembarcó en las cosas de Fenicia, ante un enemigo que
triplicaba en número a sus fuerzas. Inmediatamente mandó quemar sus naves como
parte de su estrategia que resumió más o menos así:
“Observad cómo se queman los
barcos... Esa es la única razón por la que debemos vencer, ya que si no
ganamos, no podremos volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá
reunirse con su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy
despreciamos. Debemos salir victoriosos en esta batalla, ya que solo hay un
camino de vuelta y es por el mar. “Caballeros, cuando regresemos a casa lo
haremos de la única forma posible, en los barcos de nuestros enemigos”.
Hasta aquí la
historia y el origen de la frase. Ahora, reflexiono sobre las veces que en mi
vida he “quemado mis naves”, (varias), y me doy cuenta de que no siempre fue
por un acto de grandeza como Alejandro, sino por el contrario, por un acto de
desesperación como el de sus soldados. Ellos se vieron en una situación
impuesta, en la que les iba la vida, y en esa tesitura lucharon contra fuerzas
muy superiores, de hecho vencieron.
Sea que las
quemes tú, o sea que te las quemen el resultado es el mismo… solo se puede
avanzar. Cuando no puedes dar un paso atrás, cuando a tu espalda solo sientes
el calor de tus barcos ardiendo solo tienes dos alternativas, caer sobre tus
rodillas y llorar mientras el enemigo te destruye o avanzar buscando no tanto
la victoria como la esperanza.
Estas
batallas a vida o muerte siempre causan bajas, cortan, hieren, mutilan partes
de ti mismo. Nunca eres el mismo después de ellas, pero lo que queda de ti, lo
que consigue volver a “casa” en los barcos del enemigo, es más liviano y a la
vez más sólido. Eres tú, pero otro tú. En mi caso así lo he experimentado, sigo
adelante, y animo a que cada uno, sea cual sea su circunstancia, por dura que sea
su prueba avance y luche… venzamos o no.