martes, 7 de diciembre de 2010

Desierto

¡Qué inmenso es este desierto!,
Lleno de gente, de cosas, de sentimientos.
Trato de avanzar y solo levanto polvo.
Y siento que le estorbo a la vida,
O que la vida me es un estorbo.
Todas las direcciones son la misma.
Y a donde miro solo hay un horizonte
Que se curva como ola y me busca
Para que en él me ahogue.
Todo aquello en lo que me apoyo,
En cenizas se transforma.
Y veo entristecido que no proyecto ni sombra.
Porque yo mismo soy una sombra.
¿Dónde está la luz que me desintegre?
¿O dónde la negra noche
Para que en ella me disuelva?
Que lo he de hacer sin un reproche,
Sin llevarme nada en prenda.
¡Qué inmenso es este desierto!
Lleno de cosas viejas.
Viejos hombres, viejos niños
Y emociones también viejas.
Trato de moverme y solo levanto polvo,
El polvo de mi existencia.
Mi existencia hecha polvo,
Que con el viento se dispersa.

Dos amores

Dos amores en mi vida he tenido,
Solo dos labios en mi vida he besado.
El primero no fue correspondido,
Por el segundo ahora estoy luchando.

Tú, amigo, me dices que has tenido tantos,
Que de tantos que han sido
Ya no recuerdas cuantos.

De mí te ríes y mueves la cabeza,
Dices: que desperdicio, pobre infeliz,
Rodeado de tantas bellezas
No te has permitido ni un triste desliz.

¿Pobre infeliz tú me llamas?
Respóndeme a una pregunta,
Sobre las que pasaron por tu cama.

¿Alguna vez has contenido
El aliento expectante,
Viendo su rostro dormido,
Parando el mundo un instante?

¿Depositaste en sus ojos besos?
¿Lloraste tú con ellas?
¿Les escribiste algún verso?

¿Has estado hasta el alba
Conversando… solo eso?
¿Alguna vez fue tu cama
Algo más que carnal exceso?

¿Amor?, no me hables tú de eso.
Infeliz, tú no has amado…
Tu solo has tenido sexo.

Dibujo

Dibujo tu cuerpo con carbón,
Tomado de las brasas
En las que has convertido
De amor mi corazón,

En mi memoria, blanco papel
En el que quiero grabar
Cada curva, cada lunar,
Cada pliegue de tu piel.

Así tu imagen llevaré
Por do quiera que anduviere,
Y aunque rendido estuviere
Con tu cuerpo soñaré.

Pero soñaré tristemente
Acurrucado en el suelo,
Con este pobre consuelo
De tu figura en mi mente.

¡Ay, mi adorada modelo!
Anhelo el día en el que
Al despertarme tú estés
Abrazada a mi cuerpo.

Cómo la hiedra aferrada,
Fundidos en uno solo
Con la imagen que adoro,
Con el cuerpo de mi amada.